2. Organización ante todo.
En época de exámenes, la carga mental se vuelve abrumadora. Tener una agenda te permite poner orden al caos. Saber qué hacer, cómo y por qué, hace que todo se sienta más posible. Aunque los trabajos en grupo no son lo suyo, reconoce que cuando das con personas apasionadas por lo que hacen, el trabajo conjunto fluye.
2. Aprovechar las clases.
Si vas a pasar seis horas al día en clase, sácales partido. Tomar apuntes con tus propias palabras te ayuda a retener la información sin darte cuenta. Son horas que no se pierden, porque ya vas avanzando contenido mientras aprendes.
3. Avanzar es mejor que perfeccionar.
Es el consejo que le daría a su yo de primero de carrera. Antes perdía demasiado tiempo decorando títulos, haciendo dibujos bonitos… y se olvidaba de avanzar. Hoy lo tiene claro: los esquemas sí, pero que sean útiles. Mejor invertir el tiempo en algo que realmente te sirva.
4. Encuentra tu método.
El Pomodoro puede ser tendencia, pero a ella no le funciona. Andrea necesita concentrarse sin interrupciones y después hacer pausas largas. Una hora seguida estudiando y quince minutos de descanso le va perfecto. Cada persona es distinta. Lo importante es encontrar lo que a ti te funcione, y no compararse.
Cerebro, visión y un poquito de disciplina
5. Descansos sin pantallas.
En los descansos, nada de móvil. Las pantallas están llenas de estímulos y hacen que la concentración se esfume. Andrea prefiere salir al aire libre, mirar a lo lejos o hacer estiramientos. Siempre pone el móvil boca abajo y en modo no molestar. Si tiene cuatro horas para estudiar, las aprovecha al máximo.
6. Pierde el miedo a hablar con tus profesores.
Andrea lo hace constantemente. Les escribe correos cuando tiene dudas, y la mayoría responde encantada. No solo te aclaran conceptos, también ven que te implicas, lo cual puede jugar a tu favor. Ir a tutorías o hacer preguntas no es un signo de debilidad, sino de interés. Los profesores están para ayudarte, aprovéchalo.
7. Apóyate en los tuyos.
Estudiar con amigas, compartir apuntes o repasar antes de un examen puede ser muy enriquecedor si eliges bien con quién lo haces. Hay personas con las que simplemente no encajas académicamente. Con las adecuadas, no solo aprendes más, también creas recuerdos bonitos.